martes, 28 de agosto de 2012

No aprenden



Hoy amanecieron en la UACh los pabellones tomados y volví a recordar la época de la dictadura, en que a uno no le consultaban, simplemente le imponían argumentando que era para el llamado “bien común”. Como la vez que hubo elecciones de centro de alumno en el instituto en la PUC, ayá por el 75, y con sorpresa nos enteramos que habíamos “elegido” a tres compañeros. Al confrontarlos,se nos dijo que sólo habían participado los que eran “confiables” y, al nosotros no ser amigos del régimen, se nos había descartado. Uno puede argumentar todo lo que quiera con que “la situación es distinta”, pero incluso eso recuerda similares argumentaciones de la época… siempre todos los dueños de la razón sólo ven alternativas negras y en forma casi dogmática, una única luz en su camino.

Visión compartida

En lo que se refiere al objetivo, posiblemente tengamos visiones compartidas, excepto que con los años uno se vuelve menos dogmático y más realista. Por ejemplo en el tema gratuidad de la educación, uno puede pensar de que será “justo”, sin embargo mi visión personal es menos derechos del individuo a necesidades de la sociedad. No se trata de que todos puedan estudiar ingeniería, aún que no tengan dedos para el piano, se trata que si nuestra sociedad quiere avanzar, necesitamos una cierta cantidad de profesionales y hay que buscar a los mejores talentos para que justamente aporten eso. No se trata de crearle expectativas a la gente de que podrán estudiar lo que quieren en forma gratuita, para que al final terminen cesantes y frustrados. Se trata de que nuestra sociedad necesite ciertos “recursos” para poder alcanzar algo. Es como las calles que necesito para poder mover personas y bienes… su creación es un bien común, los profesionales que necesitamos generan y que crearán posibles industrias, servicios, infraestructura, que el resto necesita. Dejarlo dependiendo de que se autofinancien, es como hipotecar el futuro… no tenemos el futuro que queremos porque no se les ayudó a los que se necesitaban para construir y ellos no tenían los recursos para hacerlo sin ayuda. Por ello necesitamos educación gratuita porque así ganamos todos, no solo los individuos favorecidos.

La batalla que se perdió

En lo que no estoy de acuerdo con los estudiantes que hoy lideran el movimiento, es en la estrategia que usan. Hay que ser pragmático, mirar para atrás para ver los aciertos y los errores y verlos tal cual, no tratar de tergiversar lo que no cuadra con lo que a uno le gusta. El tema es que hasta septiembre del año pasado el movimiento fue un éxito total y después se comenzó a diluir o agotar. O sea repetir lo que pasó hasta septiembre vale la pena, pero hay que identificar lo que se hizo mal en el resto del año. Es más, el último camino llevó a que haciendo un balance crudo, el gobierno ganó la partida. A más de uno no le va a gustar pero claramente:
  •       No hicieron concesiones, al final sólo se burlaron de los estudiantes con sus Powerpoint contra estudios fundados de los estudiantes
  •       Redujeron las platas para la educación vendiéndolo como un incremento
  •       Fortalecieron a las Universidades privadas que ante la inseguridad, ganaron más estudiantes
  •       Debilitaron a las Universidades tradicionales, haciendo posible que en el futuro existan “privatizaciones”, de a lo menos las no estatales sin fines de lucro
  •       Lograron que el tema de no lucrar ya no es tabú, es discutible!
Si eso no es un éxito rotundo, qué lo es. Duele, pero ésa es la triste realidad. ¿Y qué harán ahora? Simplemente continuar debilitando al las Universidades tradicionales. ¿Cómo? Provocando a los mismos estudiantes que les hicieron la pega el año pasado. La ley Hinzpeter es eso, es la forma como generamos ruido, es la forma como provocamos y hacemos que al final volvamos a los pabellones tomados, a los alumnos que anulan el semestre y la fuga de los alumnos a las privadas, etc..

Falta de estrategia

El tema es que es un enfrentamiento y batallas no se ganan con “tener la razón” o “fuerza bruta”,… se ganan con estrategia. El año pasado el movimiento tenía clara la estrategia, habían hecho su trabajo previo. Al gobierno justamente le costó enfrentarlos porque se basó en cosas como las demostraciones culturales o en familia sin violencia y con gran compromiso de toda la sociedad. El gobierno necesitaba que fuera violenta para así tener el justificativo de poder acallarlas. Y al final del año, probablemente por un tema de cansancio y frustración de algunos más radicales que no veían avance suficiente, se decidió dejar de pensar e ir a tirar piedras. Y al no prosperar tampoco, en vez de volver a repensar la estrategia, se decidió aumentar la violencia, lo que el gobierno agradeció infinitamente ya que ahora si podían controlar la situación.

Y así llegamos al hoy, más lejos que nunca de los ideales, más violetos que antes, sin estrategias claras, pensando que por tener la razón se va a vencer y no comprendiendo que el vencedor es el que define lo que es tener la razón. Con frases que parecen ser sacadas de epopeyas históricas se habla que “nuevamente los estudiantes han dado una lección al gobierno”, sin quedar claro en qué consiste la supuesta “lección” y menos el gobierno darse por enterado. La triste realidad es, que en cada vuelta más lejos se está de lograr los objetivos y son los líderes estudiantiles los responsables de esto.

El tema es que los líderes efectivos son estrategas que detectan las debilidades del adversario, organizan tácticas para aprovecharlas y atacan debilitando su posición. Las posiciones son las estructuras que favorecen lo que ellos persiguen, es decir los temas presupuestos, la forma como se distribuyen los fondos y las propias Universidades privadas. Hasta la fecha estas últimas no sufren ataques y sólo se benefician de la contienda. La ironía es, que en vez de atacar a aquellas que justamente representan todo aquello que se busca cambiar, se ataca las Universidades tradicionales, debilitando aun más la posición propia.

Una enseñanza del pasado

La situación que estamos viviendo asemeja mucho a lo que pasó en el movimiento estudiantil del 68 en Alemania en el siglo pasado. A 22 años de la caída del nazismo (de 1945 a 1967) resurge un gobierno compuesto de personas de la vieja guardia, que por primera vez logran llegar al poder. Casi calcado, aquí también a 23 años después de Pinochet surge un primer gobierno que trae gente de la época de la dictadura en sus filas. En la primera fase del movimiento (1967) este es pacífico y el gobierno no lo logra quebrar. También se pide educación gratuita además de apoyo en la mantención que para estudiantes era casi insostenible. Aquí tuvimos marchas culturales, mientras que los alemanes inventan el “sit-in”, sentarse a la entrada de una Universidad bloqueando pacíficamente el acceso. En el segundo año (1968) el movimiento se radicaliza, pierde el apoyo popular inicial y el gobierno logra pasar una serie de leyes para oprimir, que emplea para acallar a los estudiantes. Al final el movimiento, que había sido un éxito rotundo en su primer año, termina en un rotundo fracaso. Sin embargo, esta batalla perdida, diez años después, lleva a que la guerra se gane. No en las calles, no por el movimiento inicial, si no que en las urnas. El estudiantado ya no demuestra, vota, y los políticos tienen que introducir la gratuidad y otros apoyos para no ser alejados del poder. Hoy estamos repitiendo la historia, podemos continuar por la senda en que se radicaliza el movimiento, pierde la popularidad y deja que el gobierno se vuelva el salvador que controló. O podemos romper la evolución histórica y mantener la estrategia del año pasado que forzó a un gobierno a sentarse a la mesa de diálogo y a un presidente a llegar a niveles de desaprobación histórica. Eso son logros concretos, piedras y vidrios rotos sólo el logro de algunos secundarios que prefieren el reality de la lucha con la autoridad en vez del juego de video en sus casas. Por un poco de adrenalina sentirse luchadores y simplemente ser los tontos útiles que el gobierno necesita para poder oprimir el movimiento.

Habrá que esperar también aquí 10 años como en aquel entonces en Alemania para lograr los objetivos. Largo tiempo perdido para el país y varias generaciones de endeudados que financiarán el sistema privado.


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Nota posterior

Un ejemplo de la estrategia errada: entre tanto una buena parte de los vidrios de nuestro instituto fueron rotos. De que no fueron los “pacos” si no que los estudiantes queda claro tanto por las piedras encontradas (no dice propiedad de Carabineros de Chile) y por nosotros mismos que vimos como se arrojaban. Además queda claro que de física (somos el Instituto de Física) no entienden nada (viva la calidad en la educación!) pues nosotros nos encontramos en el 2 ½ piso o sea unos 6 metros sobre el objetivo original que me supongo es la autoridad. La otra es que seamos el objetivo de las piedras, lo que podría implicar que este blog es todo un éxito y que al faltar argumentos para responder lo hacen con violencia. Por último, pensando en que la reposición de los vidrios costara por lo bajo medio millón de pesos (unos 15 vidrios a un promedio 40 mil pesos), vemos que los que arrojan piedras tienen clarísimo como dañar a la Universidad asegurando que tengamos aun menos recursos para enseñar. Es una forma alternativa de hacer educación gratuita, simplemente se consumen los recursos en tonteras y luego se hace enseña sin recursos… la única duda, se podrá con calidad? Como todo esto ayuda al gobierno y no a los objetivos del movimiento, solo me queda concluir que los que tiran piedras o son Piñeristas, o vendidos al gobierno o idiotas.