Si recordamos el argumento de que también ser ejerce influencias suprimiendo información debiésemos poder ver anomalías en la comunicación que hace un medio como La Tercera. Una forma simple es contabilizar las publicaciones y mostrar su número acumulado en función de la fecha (los datos se obtuvieron usando el buscador [4] el día 27.11.2010) varian. A modo de ejemplo si vemos los artículos sobre los 33 mineros rescatados se obtiene la siguiente gráfica:
Hay tres puntos que llaman la atención; el primero cuando ocurre el derrumbe, el segundo cuando los descubren y el tercero cuando los rescatan. Cada “sobresalto” es seguido por un “ir aplanándose” de la curva que corresponde a que cada vez hay menos publicaciones. En resumen si la curva es empinada hay muchos artículos si es plana no hay artículos publicados.Analicemos con el método el caso del juicio de la Quintrala. En ese caso la curva no muestra segmentos horizontales lo que significa que siempre se ha estado publicando algo:Si uno observa con más cuidado eso si se observa que durante unas tres semanas en octubre la pendiente es algo menor o sea existió una leve reducción de la frecuencia con que se público. Si se analiza los artículos en estas fechas notaremos que en dichas semanas se presento evidencia y no hubieron testigos claves. Ya sea porque el diario influencia o porque el público así lo quiere pero la prensa evita presentar la evidencia y se centra en la descripción de los dolores de las victimas que acusan a Pilar Perez y Jose Ruz. Prima el sensacionalismo sobre la información.Volvamos ahora al caso Karadima. Un análisis similar muestra una curva sorprendente:Inicialmente se reportaba cada detalle y de pronto nada, durante 93 días la curva es casi plana. Que dicen los artículos finales? Se habla de que la justicia decidió interrogar a las personas que acusan a Karadima. Después nada, silencio, lo que era tan importante para reportar con una alta frecuencia cesa. Resurge cuando 10 sacerdotes declaran que las acusaciones les parecen verosímiles y una declaración de la iglesia relativando dicha declaración. Nuevamente silencio antes de que se informe al sorprendido publico que la justicia suspende su esfuerzo. Porque el diario mantuvo tanto tiempo en silencio es difícil de comprender a menos que se trate de justamente tráfico de influencias, o sea accedieron a no publicar por presiones interesadas. Es más, si se analizan los artículos que se publicaron en ninguno aparece la palabra “pedofilia” o “pederastas” solo la denominación genérica “abuso sexual” que suprime el tema de que la agresión es contra niños o jovenes. Incluso si uno busca los conceptos “pedofilia” o “pederastas” aparecen solo 5 y 6 artículos respectivamente pero todos reportando noticias del extranjero como si acá en Chile eso no se diera.Conclusión
Aun que no se puede nunca probar este tipo de acusaciones, si existen indicios de que existen tráfico de influencias a nivel de organizaciones como la iglesia católica. Si esto fuera verdadero seria más grave que en el caso de una persona natural ya que la institución como tal pregona representar los modelos éticos que la sociedad debe seguir. Por otro lado también queda claro que no existe conciencia de que el tráfico de influencias también debe incluir la fe y que personas que pueden favorecer una fe en particular deben inhabilitarse ante decisiones que puedan afectar dicho credo.
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Fuentes
[1] http://www.nytimes.com/2010/11/26/world/americas/26chile.html?_r=1&scp=1&sq=Karadima&st=cse